“La evaluación objetiva y mejora de la calidad ovocitaria es uno de los próximos retos de la embriología”, Cristina Rodríguez

La investigadora de IVI Valencia, Cristina Rodríguez, dejó atrás una Galicia que le había visto formarse como bióloga para continuar su aprendizaje en reproducción asistida. Actualmente, desarrolla su doctorado sobre la maduración in vitro de ovocitos y la mejora de la calidad ovocitaria, bajo la tutela de los doctores Elena Labarta y Ernesto Bosch.

Cristina Rodríguez, contribuye con su conocimiento de manera transversal a multitud de proyectos en marcha. Su labor investigadora es activa y variada, participando tanto en proyectos en los laboratorios de FIV como en otros relacionados con la labor ginecológica previa al tratamiento. En esta ocasión le hemos pedido que nos cuente por qué se decantó por el tema de su tesis.

En esta entrevista la investigadora nos explica que aún quedan muchos progresos por materializarse sobre la mejora y evaluación de la calidad de los ovocitos. En palabras de Cristina: “es un campo todavía bastante desconocido, en comparación con muchas otras ramas de la embriología. La evaluación de la calidad ovocitaria en el laboratorio es, en cierta medida, subjetiva. Conocer el proceso de maduración del citoplasma nos permitirá llegar a nuevas aproximaciones que puedan mejorar la calidad de los óvulos y, por tanto, el éxito reproductivo. Y este es uno de los próximos retos de la embriología”.

¿Cómo llegaste la medicina reproductiva?

Llegué por una mezcla de casualidad e intuición. En el último año de carrera aún no tenía claro a qué me quería dedicar ante tan amplio abanico de opciones. La reproducción asistida era un tema que apenas habíamos tratado, pero que llamó mi atención en cuanto profundicé. Tras asistir a un par de cursos organizados por IVI Vigo, descubrí que me gustaba mucho y solicité plaza en el Máster en Biotecnología de la Reproducción Humana Asistida en la Universidad de Valencia.

¿Qué es la maduración in vitro de ovocitos?

La maduración in vitro de ovocitos consiste en realizar el último paso de maduración ovocitaria in vitro en un laboratorio de FIV, en lugar de in vivo en el ambiente folicular intraovárico. Esto último es lo que ocurre de manera natural en todo ciclo menstrual o tras un ciclo de estimulación ovárica convencional.

La inducción de la ovulación in vivo desencadena una serie de procesos en el complejo cúmulo-ovocito que dan lugar a la maduración ovocitaria, tanto nuclear como citoplasmática. Y así es cómo el ovocito ovulado está preparado para ser fecundado. Con la maduración in vitro, se pretende realizar este último paso cultivando los ovocitos todavía inmaduros en medios de cultivo especiales, suplementados con diversas hormonas y sustancias que imitan el ambiente in vivo.

Los ovocitos inmaduros susceptibles de ser madurados in vitro pueden provenir de ciclos de estimulación ovárica convencional que no hayan logrado completar el proceso de maduración in vivo. Sin embargo, los ovocitos inmaduros con los que yo trabajo en concreto provienen de ciclos de estimulación suave sin administración de ningún desencadenante de la ovulación.

¿Por qué elegiste este tema de investigación?

La evaluación de la calidad ovocitaria y la mejora de la misma es un campo todavía bastante desconocido, en comparación con muchas otras ramas de la embriología. La evaluación de la calidad ovocitaria en el laboratorio se realiza de una forma en parte subjetiva. La única objetividad posible es la visualización de la maduración nuclear o, lo que es lo mismo, la extrusión del primer corpúsculo polar y la ausencia de una membrana nuclear. Sin embargo, la evaluación de la calidad citoplasmática es mucho más subjetiva y no existen unos criterios claros para llevarla a cabo.

El problema es que la maduración citoplasmática es igual de importante que la nuclear y hoy en día no tenemos forma de saber si un ovocito maduro nuclearmente también lo es citoplasmáticamente antes de ser fecundado.

Conocer el proceso de maduración del citoplasma nos permitirá llegar a nuevas aproximaciones que puedan mejorar la calidad ovocitaria y, por tanto, el éxito reproductivo. Y este es uno de los próximos retos de la embriología.

¿Cuál es la hipótesis de la que partes?

En un primer lugar, estamos intentado optimizar la técnica de maduración in vitro de ovocitos procedentes de mujeres normo-ovuladoras tras un ciclo de estimulación ovárica suave sin la administración de ningún tipo de desencadenante de la ovulación in vivo.

Para ello, estamos basando nuestros protocolos en los previamente publicados por otros grupos en mujeres con síndrome de ovario poliquístico, la población de referencia más estudiada utilizando esta técnica. Las mujeres con este síndrome producen una gran cantidad de folículos de menor tamaño, es decir, inmaduros, por lo que son la población ideal para la maduración in vitro. Sin embargo, en el caso de mujeres normo-ovuladoras tenemos que lograr un correcto desarrollo de un número suficiente de folículos, sin llegar a alcanzar el fenómeno natural de la dominancia folicular, la cual provocará la atresia del resto de la cohorte.

Para conseguir lo anterior tenemos que adaptar los protocolos encontrados en la literatura a nuestra población de estudio y modificarlos basándonos en nuestra propia experiencia utilizando esta técnica.

Una vez perfeccionado el protocolo para la óptima recuperación de ovocitos inmaduros en este tipo de mujeres, y su correcta maduración in vitro, esperamos disponer de una técnica para la obtención de ovocitos en un estadio inmaduro previo a que se complete la meiosis I, un paso clave en todo proceso de maduración ovocitario.

El estudio del proceso de maduración puede ayudarnos a mejorar la calidad ovocitaria en ovocitos procedentes de mujeres normo-ovuladoras, las cuales constituyen un alto porcentaje de las pacientes que vemos en nuestra clínica.

¿Cómo impactarán los hallazgos de esta investigación en el tratamiento de reproducción?

Esta técnica podría ofrecerse en el futuro como una opción más barata y cómoda para todas aquellas mujeres que prioricen el beneficio económico y práctico a la obtención de un mayor número de ovocitos viables disponibles para su tratamiento. Hay que tener en cuenta que las pacientes no se les pautará prácticamente medicación.

Además, esta opción también es muy prometedora para aquellas mujeres con resistencia a las hormonas administradas durante la estimulación ovárica o que sufren algún tipo de cáncer hormono-dependiente.

Actualmente, estamos viviendo cómo las nuevas tecnologías se van incorporando al laboratorio y son adaptadas de una forma muy rápida. Y lo mismo ocurre con las nuevas técnicas, como es en este caso la maduración in vitro de ovocitos.

¿Crees que estamos cerca del fin de la donación de óvulos?

Por desgracia, por el momento no veo cerca el fin de la donación de óvulos. La mejora de la calidad ovocitaria y, sobre todo, en pacientes de edad avanzada, es un objetivo difícil de conseguir y muy ambicioso.

Por mucho que logremos avanzar no podemos luchar contra la propia naturaleza. Sin embargo, creo que todavía nos queda mucho por investigar y descubrir, y sí que confío en que algún día logremos aumentar, aunque sea ligeramente, las posibilidades éxito en estos casos de mala calidad ovocitaria para que cada vez menos mujeres se vean obligadas a recurrir a la donación de óvulos y tengan más posibilidades de lograr una gestación con óvulos propios.

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