La importancia de la preservación de la fertilidad en pacientes oncológicos
Cada 19 de octubre se celebra el día mundial contra el cáncer de mamá, una enfermedad que trastoca gravemente la salud física y mental de 1 de cada 8 mujeres en España. Este cáncer y, como por desgracia cualquier otro, pone en jaque la futura maternidad de aquellas que se encuentran en edad fértil en el momento del diagnóstico.
A modo de compromiso con la enfermedad, dedicamos el artículo de hoy a subrayar la importancia de la preservación de la fertilidad dado que es una manera de mejorar la calidad de vida de aquellas supervivientes con anhelo de ser mamás.
Ser madre ante cualquier adversidad
La COVID-19 afectó de manera transversal a todas las áreas sanitarias y en el registro de casos de cáncer se tradujo en unas cifras menores a las esperadas para 2020. Se estima que algunos tumores malignos no se detectaron debido a que los programas de cribado de cáncer se interrumpieron o se dificultó el acceso a las consultas y pruebas médicas como la mamografía.
A pesar de las subestimaciones, sólo en España se comunicó a 34.088 pacientes que sufrían cáncer de mamá. Además, sabemos que en 2022 será uno de los cánceres diagnosticados con mayor frecuencia en mujeres.
Afortunadamente, las mejoras en el screening, favoreciendo la detección precoz, y las actualizaciones en los tratamientos gracias a nuevas clasificaciones moleculares, han provocado un descenso abrupto de la mortalidad. En nuestro país, la tasa de supervivencia a 5 años es del 82,8%, siendo incluso superior al 99% si se trata de un tumor localizado exclusivamente en la mama.
Parece que le estamos ganando la batalla al cáncer, pero debemos ganársela también a la infertilidad, de ahí la importancia de la criopreservación
No todas las pacientes tras recibir el diagnóstico verán más allá de su enfermedad, por motivos obvios. Es una noticia dura y devastadora para muchas personas, por lo que es esencial que los oncólogos y el resto de los profesionales sanitarios que la acompañan le asesoren sobre cómo evitar un futuro problema reproductivo. Porque después del cáncer, también hay vida.
Los tratamientos oncológicos a los que se someten los pacientes son gonadotóxicos. En el caso de los hombres la exposición a agentes tóxicos provoca principalmente azoospermia, por lo que la criopreservación de semen es muy recomendable y relativamente inmediata.
Para las mujeres es algo más complicado. La quimioterapia y radioterapia afectan a la reserva ovárica provocando fallo ovárico prematuro o alteran el endometrio impidiendo la futura implantación del embrión. La técnica de referencia para la preservación de la fertilidad es la vitrificación de ovocitos, aunque es posible criopreservar embriones y tejido ovárico o recurrir a la transposición ovárica.
La criopreservación en el caso femenino debe estar pautada por un especialista, ya que la extracción de óvulos implica retrasar el inicio del tratamiento oncológico unas semanas o meses. Además, según el tipo de cáncer la estimulación ovárica estará desaconsejada al implicar la administración de hormonas. Sin embargo, en muchos de los casos proceder a la técnica de preservación no supondrá un problema y permitirá que la paciente conserve su ilusión por un futuro proyecto en el horizonte.
Muchas pacientes oncológicas preservaron su fertilidad, incluso durante la pandemia
La congelación de óvulos es hoy una práctica recurrente como medida de prevención del envejecimiento ovárico. Pero también lo es para la preservación por razones médicas es el inicio de un tratamiento quimioterapéutico y de radioterapia.
Recientemente la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) ha publicado su Informe estadístico de criopreservación de la fertilidad 2020 y según los datos reportados, el número de mujeres que ha optado a la preservación de su fertilidad (ovocitaria, embrionaria o de tejido gonadal) al precisar someterse a un tratamiento gonadotóxico, ha aumentado un 4% respecto al año anterior.
Por otra parte, si se ha observado una disminución en el número de ciclos iniciados para la vitrificación de ovocitos por otras causas que no incluyen razones o patologías médicas. En concreto en 2019, 4.396 mujeres se sometieron a ciclos de vitrificación mientras que el número descendió a 3.745 mujeres en 2020, por razones obvias.
Las estadísticas reflejan que la mayoría de los pacientes pretende o desea tener hijos biológicos una vez erradicado el cáncer. El contexto global de pandemia parece que afectó solamente a la implicación de las mujeres sanas, las pacientes oncológicas mantuvieron su intención de conservar su potencial reproductivo.
En 2022, según estimaciones realizadas por la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), el número de nuevos casos de cáncer en personas menores de 45 años ascenderá a 15.940. Hablamos de miles de personas que se encontrarán en edad reproductiva. Por eso, en días como hoy se hace necesario poner en valor la posibilidad de preservar para procurar la maternidad una vez superado el cáncer.
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