La quimioterapia en el tratamiento del cáncer de testículo puede provocar cambios genéticos en los espermatozoides y prolongarse más allá de 4 años

Desde que la congelación de gametos se convirtió en una técnica segura y exitosa, oncólogos, andrólogos y ginecólogos la prescriben como opción a los pacientes oncológicos en edad reproductiva, porque afortunadamente el cáncer, en muchos casos se cura y la vida de los pacientes continúa.  

El efecto nocivo en la fertilidad de los tratamientos contra el cáncer ya estaba descrito científicamente mucho antes de que la vitrificación llegará a los laboratorios y los técnicos pudiesen ultracongelar los gametos sin cristalizaciones que dañasen sus estructuras. Pero la ciencia sigue avanzando y nos va dando más argumentos sobre por qué es imprescindible preservar la fertilidad antes del tratamiento quimioterápico si en el futuro se desea ser padre o madre. 

Los genes de los espermatozoides se expresan o silencian mediante un proceso llamado epigenética, principalmente gracias a la inclusión de grupos metilo en su ADN. Si el metiloma espermático podía ser alterado tras un proceso anti cáncer, era hasta ahora desconocido en humanos. Una reciente publicación por parte de un equipo de investigadores de IVI Barcelona titulada “Sperm DNA methylome changes in testicular cancer patients following chemotherapy treatment”, y presentada en el 40 º Congreso ESHRE comparó el metiloma antes y después de someterse a quimioterapia y concluyeron que el ADN había sufrido cambios y por lo tanto la expresión de sus genes se veía afectada.  

“Los resultados fueron claros: tras aislar el ADN espermático, el análisis de enriquecimiento funcional de los genes afectados identificó 65 regiones metiladas diferencialmente. En concreto, el estudio ha demostrado que los procesos biológicos más afectados son la regulación del proceso biosintético de macromoléculas, la unión de receptores hormonales y las vías de señalización que regulan la pluripotencia de células madre y vías en cáncer”, explica la Dra. Marga Esbert, supervisora del proyecto. 

Aunque toda la comunidad científica era consciente de que los tratamientos oncológicos tenían un gran efecto en la fertilidad porque los espermatozoides eran células diana, pensaban que el tiempo era capaz de recuperar el número, y la integridad genética espermática. Sin embargo, esta investigación ha mostrado que la epigenética del espermatozoide cambia y que sus modificaciones permanecen incluso 4 años tras el tratamiento oncológico. 

Baja incidencia y alta supervivencia, la clave para preservar la fertilidad 

El cáncer de testículo tiene una baja incidencia (1%) y un alto porcentaje de recuperación en torno al 95% y en general, los médicos suelen recomendar preservar muestras de semen si los pacientes se encuentran en edad reproductiva. ¨Un buen asesoramiento médico es clave, ya que desafortunadamente hay pacientes que no vuelven a generar espermatozoides tras superar un cáncer y nuestros datos sugieren que el tratamiento podría inducir cambios en el ADN con consecuencias desconocidas¨ concluye la investigadora. 

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