“Las niñas tienen que saber que lo que van a conseguir o no, depende solo de ellas”, Marga Esbert | Día de la mujer y la niña en la ciencia

La Dra. Marga Esbert, coordinadora de investigación de IVIRMA Barcelona, hace ya dos años que persigue en Nueva Jersey alcanzar el siguiente nivel de la investigación. Como bióloga, después de muchos años centrada en el estudio de la esterilidad de origen masculino, se lanzó a resolver los cómo y cuándo podrían madurarse los ovocitos in vitro, en un posdoctorado internacional.
La Dra. Esbert sintió desde bien pequeña la llamada de la curiosidad de las cosas y pronto descubrió que la ciencia es para personas que no se rinden fácilmente. Le hemos pedido un consejo para las niñas que, con muchos referentes femeninos como el de ella hoy, consideran esta opción como desarrollo profesional, y ha sido tajante: “Lo que yo diría a las niñas, que es lo mismo que repito incansablemente a mis hijos, es que no permitan que nadie les convenza de lo que van a conseguir o no, porque eso va a depender solamente de ellas”.

¿Cómo arrancaste en el camino de la ciencia?

Digamos que durante mi etapa escolar, los problemas y experimentos ligados a las asignaturas de ciencias suponían un divertido reto para mí.

¿Y en el de la medicina reproductiva?

Por casualidad. Cuando estudiaba tercero de biología, un familiar que trabajaba en el Instituto Universitario Dexeus me informó de que buscaban una sustitución para un técnico del laboratorio de Fecundación in Vitro. Tuve una escueta entrevista con la Dra. Ana Veiga, a la que muchas veces había visto en la tele por ser pionera de la reproducción asistida española, entrevista en la que me temblaba todo, por cierto. Y la semana siguiente empecé a ir al laboratorio para aprender de la persona a la que iba a sustituir.

¿Y surgió la chispa con la vida?

Una de mis tareas consistía en abrir el laboratorio, pero cuando llegué el primer día, los embriólogos ya estaban trabajando porque tenían un caso de biopsia embrionaria con diagnóstico genético preimplantacional. Aquellas personas eran capaces de sacar células de un embrión para su estudio genético sin dañarlo, introducir un espermatozoide dentro de un óvulo y transferir embriones a mujeres que se convertirían en madres. Quedé tan gratamente impresionada, que tuve clarísimo que no quería hacer nada más en esta vida que ser embrióloga.
Estuve mucho más tiempo allí que el de la sustitución y tuve la suerte de, al acabar la carrera, estudiar el Máster de Reproducción Asistida que impartían allí junto a la Universidad Autónoma de Barcelona.

¿Tuviste referentes de ciencia en tu infancia?

Nadie en mi entorno familiar se dedicada a este ámbito pero, mis padres siempre me recalcaron la importancia de la formación académica para acceder a la carrera profesional que yo quisiera. Recuerdo con mucho cariño a mi profesora de biología. Aparte de intentar hacer amena su asignatura, nos acompañó a su facultad en la jornada de puertas abiertas para mostrarnos los laboratorios donde ella estudió, y yo después.

¿Qué le dirías a las niñas que quieren ser científicas?

Lo que yo diría a las niñas, que repito incansablemente a mis hijos es: “No permitas que nadie te convenza de lo que vas a conseguir o no, porque eso depende de ti¨

¿Has encontrado dificultades en tu carrera?

¡Muchísimas! pero de las dificultades siempre se aprende. Mi mentor, el Dr. Emre Seli, ha hecho suya una frase de John Lennon que dice: ¨Al final, todo estará bien. Y si no está bien, es que no es el final.¨ Pero en concreto, recuerdo que fue bastante difícil la incorporación laboral tras mi primera baja maternal por varios motivos. El principal era que cada noche mi hijo me despertaba unas 5 veces para que le diera el pecho y a la mañana siguiente me levantaba exhausta. Pero yo creo que los hijos, además de un bonus en paciencia, te otorgan una energía extra para que sigas adelante.

¿Piensas que la ciencia es vocacional?

Totalmente vocacional. Es un trabajo para gente que no se rinde fácilmente. Puedes tardar meses en el diseño y aprobación del proyecto por parte de un comité ético, luego meses en poner a punto una técnica, a continuación, meses o años reclutando pacientes para obtener resultados, que muchas veces no son los que esperabas y, finalmente, tienes que publicarlos... Es una verdadera carrera de obstáculos. Yo creo que mucha gente desconoce la inversión de tiempo y esfuerzo que hay detrás de cada proyecto.

¿Cuál es tu línea de investigación?

Aunque durante muchos años había estado centrada en el estudio de la esterilidad de origen masculino, llevo unos cuatro años muy enfocada en la maduración in vitro de ovocitos.

¿Qué te llevó a ella?

Una brillante charla de la Dra.Irma Virant-Klun, investigadora de Eslovenia. Cuando recuperamos los ovocitos de las pacientes que se someten a una fecundación in vitro, tenemos que liberarlos de las células del cúmulo que las envuelven. Tras ese procedimiento, vemos si los ovocitos son maduros y, por tanto, pueden ser utilizados, o si bien son inmaduros y hay que descartarlos. Ella proponía no descartar los ovocitos inmaduros, sino incubarlos con las células del cumulo que previamente habíamos apartado. De esa manera, podíamos devolver el ovocito a algo parecido a su nicho fisiológico. Me pareció una excelente idea y junto con mi compañera Cristina García, empezamos un proyecto en el que no solo cultivábamos los ovocitos con sus células del cúmulo, sino que evaluábamos si los ovocitos madurados resultantes eran cromosómicamente normales. Tuvimos que aprender a hacer biopsia de corpúsculo polar, algo que resultó muy gratificante porque hasta la fecha no teníamos apunto esa técnica en nuestro laboratorio.

¿Por qué te fuiste? ¿Hay más oportunidades fuera de España?

Me nombraron coordinadora de investigación de IVI BCN y me fui convirtiendo en una especie de mentora para algunos profesionales de mi centro que querían hacer proyectos de investigación. Yo consideraba que no estaba suficientemente preparada como para asumir ese rol y el director de mi clínica, el Dr. Agustín Ballesteros, me apoyó cuando le plantee hacer postdoctorado para formarme mejor. Tras la unión de IVI con RMA, pensé que realizar una estancia a la clínica de Nueva Jersey sería una buena opción, por su prolífica producción científica. Conseguí la aprobación del presidente Dr. Pellicer, del responsable de investigación el Dr. Seli y, contra todo pronóstico la del CEO, el Dr. Scott. Y digo contra todo pronóstico porque me colé en el taxi que le llevaba de una reunión a otra, después de que no me pudiera atender en su visita a IVI Barcelona. En esos escasos 10 minutos le expuse mis motivos por los que quería visitar la clínica y acabó diciéndome que sí, que me acogía un año en NJ. Recuerdo que cuando llamé a mi marido para contárselo, me dijo: ¨Te ha dicho que sí porque ha pensado que eras una psicópata y no tenía otra escapatoria que tirarse del taxi en marcha.¨ Ahora ya llevo aquí dos años, donde he aprendido muchas cosas y he conocido gente fantástica a la que echaré de menos cuando regrese a Barcelona. La verdad es que en Estados Unidos hay muchos recursos para investigar y la legislación es un poco más favorable en este sentido, permitiendo realizar en poco tiempo proyectos que en España se eternizarían.

¿Qué respuestas buscas?

Desafortunadamente, el 15% de los ovocitos que recuperamos de las pacientes son inmaduros y suponen una pérdida de material biológico muy valioso, sobre todo cuando las mujeres tienen un bajo número de ovocitos. En la pasada convocatoria, solicité una beca FIS con pocas esperanzas, ya que sabia tendría como competencia muchos proyectos sobre Coronavirus que, obviamente, era un tema que requería muchos recursos. Fue una grata sorpresa que nos concedieran la beca y con ella espero que podamos entender mejor por qué los ovocitos madurados in vitro tienen menos potencial que los madurados in vivo e intentar diseñar el nicho ideal para que los ovocitos maduren de forma segura y efectiva.

¿Cómo ves el panorama científico en España?

Desafortunadamente, aunque hay profesionales excepcionales con buenas ideas y motivación, no se destinan los recursos necesarios. Tengo amigos científicos que acaban abandonando sus puestos de trabajo porque cuentan con condiciones precarias y/o viven con angustia porque la continuidad de su proyecto depende de si consiguen una beca.

¿Y cómo ves el papel de la mujer en la ciencia?

Yo creo que aún queda margen de mejora en este aspecto. Existe brecha salarial, no en nuestra empresa, por suerte, y falta que las mujeres puedan optar a cargos directivos y políticos para que sus opiniones cuenten. Sin embargo, yo tengo esperanza de que eso cambie pronto. Antes, solo a través de los libros, veíamos que la comunidad de científicos relevantes era mayoritariamente masculina. Hoy en día, afortunadamente internet nos proporciona acceso a mucha información en tiempo real y no es extraño ver qué también hay científicas brillantes. Las futuras científicas tendrán como ejemplo, entre otras, a la tenaz Dra. Katalin Kariko, ahora reconocidísima científica húngara, que trabajó durante décadas en el uso terapéutico del mRNA y gracias a ese trabajo se han podido desarrollar vacunas contra el Coronavirus en tiempo récord.

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