“Entre los científicos no existe diferencia de género sino de personas”, Irene Cervelló en el Día de la mujer y la niña en la ciencia
Esta semana se celebra, como cada 11 de febrero, el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, y en este marco nos queremos sumar a la conversación necesaria sobre la igualdad y a proponer referentes femeninos que son un valor incalculable para nuestra organización. Sin nuestras investigadoras, nuestros avances científicos no serían los mismos.
La historia que este año nos sirve de ejemplo es la de la doctora en biología Irene Cervelló Alcaraz. Con ella nos acercamos a los logros y reconocimientos femeninos en el campo de la reproducción humana. Actualmente, desarrolla su labor como investigadora Miguel Servet del Instituto de Salud Carlos III en el Instituto de Investigación Sanitaria (IIS La Fe) y la Fundación IVI. Además, es profesora y coordinadora del Máster en Biotecnología para la Reproducción Humana Asistida de la UV.
La carrera profesional de la Dra. Cervelló se ha desarrollado en diferentes centros de prestigio nacional e internacional, manteniendo el foco en la mejora de la fertilidad de mujeres con problemas reproductivos. Ahora, su búsqueda de respuesta gira en torno a la obtención de una terapia eficaz para mujeres con patologías endometriales.
Ella tuvo claro desde pequeña su vocación científica. Sus padres fueron ejemplo y estímulo. En esta ocasión le hemos pedido que se ponga en la piel de esas niñas a las que podría llegar a tutorizar en un futuro cercano o lejano y nos dio para ellas el siguiente consejo:
“a las niñas que quieran ser investigadoras les diría que persigan su sueño, que no existe diferencia de género sino de personas [...] En mi opinión, no existen roles predeterminados en la ciencia según el género. Las mujeres deben de poder llegar a desempeñar el rol que deseen”.
¿Qué te movió para ser científica? ¿Piensas que la ciencia es vocacional?
Pienso que hay una parte muy grande de esta profesión que es vocacional. Una persona puede tener desde un inicio un cierto interés por un área determinada y decidir perseguir su curiosidad, pero también cabe la posibilidad de que esa vocación nazca poco a poco como fue mi caso.
Uno de los principales motivos por los que la profesión me cautivó fue, sin duda, la posibilidad de trasladar el conocimiento generado en investigación a la práctica clínica. En la Fundación IVI tenían líneas de investigación traslacional que ofrecían la posibilidad de mejorar la salud reproductiva de las mujeres. Ver que mi trabajo luego se iba a aplicar de manera tan directa fue lo que me lanzó a dedicarme a esto. A veces a los científicos básicos nos falta poder conocer otros puntos de vista; para mí, el estar cerca de las pacientes, los médicos y la clínica fue una de las cosas que más me motivó para formarme como investigadora.
¿Tuviste referentes de ciencia en tu infancia?
Mis padres son médicos con una gran vocación profesional y, aunque su especialidad no es la medicina reproductiva, desde pequeña me transmitieron la importancia que realmente tiene dedicarte a lo que te gusta.
Durante mi infancia tuve muchas referencias de su esfuerzo, perseverancia y estudio. Los he visto asistir a congresos, dar conferencias, estudiar casos en casa o atender a pacientes telefónicamente. Este trabajo requiere de implicación y compromiso. Para mí es normal leer un paper fuera de horarios, asistir a congresos o acabar una beca porque tenemos un deadline; y en parte se debe al hecho de que en casa siempre tuve ejemplos de estos valores.
¿Cuáles fueron los principales desafíos?
Los desafíos en esta profesión son continuos. A nivel científico no siempre obtienes los resultados que desearías o en ocasiones te faltan los medios o recursos. El desafío surge en esos momentos, en los que debes buscar alternativas para poder resolver tus preguntas e hipótesis con un método científico sólido y pruebas contundentes.
Además, una parte esencial de nuestro trabajo es leer, estudiar y mantenerse actualizada; no te puedes quedar atrás. Como científica se cultivan habilidades como la resiliencia. Tienes que ser constante y aprender a caerte y volverte a levantar, aquí nada sale a la primera.
Otros retos están más relacionados con la inestabilidad profesional o la dificultad para conseguir becas y financiación de proyectos. De ahí que la profesión sea un desafío constante. Aunque es verdad que, comparado con el ámbito público, los profesionales científicos que desarrollamos nuestra labor en la Fundación IVI e IVIRMA, somos unos privilegiados, esto es un "paraíso".
¿Qué le dirías a las niñas que quieren ser científicas?
Les diría que no deben tener miedo de salirse de las carreras convencionalmente consideradas femeninas. Pueden ser ingenieras, astronautas, bomberas… Sus oportunidades serán las mismas que las de los hombres, pero tendrán que estudiar y trabajar duro.
En particular a las niñas que en un futuro quieran ser investigadoras les diría que persigan su sueño, que no existe diferencia de género sino de personas.
Ser investigadora no es una profesión al uso, dónde apagas el ordenador a las 5 y no piensas en el trabajo hasta el día siguiente; pero las alegrías son enormes. Aunque estoy segura de que las niñas que se dedicaran el día de mañana a la investigación van a
encontrarse con problemas y retos muy diferentes a los actuales.
¿Crees que es importante el papel de la mujer en la ciencia?
En mi opinión, no existen roles predeterminados en la ciencia según el género. Las mujeres deben de poder llegar a desempeñar el rol que deseen y tener las mismas oportunidades, ya sea en ciencia o en cualquiera otra área.
La ciencia ha sido tradicionalmente un sector muy masculinizado y las mujeres, como en otros sectores, hemos estado subrepresentadas, afortunadamente poco a poco esto está cambiando. Por ejemplo, en los últimos años, en el Máster Universitario de Biotecnología para la Reproducción Humana Asistida de la UV, sólo hay un 10% de hombres, lo cual no deja de ser llamativo.
¿Cuánto ha cambiado la profesión desde que empezaste hasta ahora?
Es verdad que como mujer veo que en los últimos años se han logrado avances en cuanto a conciliación laboral y familiar. No obstante, esto ha ocurrido no solo en ciencia sino a escala general, también en otros empleos.
Por otro lado, la pandemia ha servido para dar visibilidad y poner en valor nuestra profesión. Si bien sigo pensando que en España hacemos milagros con los pocos recursos que contamos. También tenemos un problema muy grave con la fuga de talentos. En mi opinión, debería haber una estrategia a largo plazo para la ciencia, y que los tiempos no dependieran o estuvieran acotados en función de los gobiernos y legislaturas, ya que esto enlentece mucho la continuidad de nuestros proyectos.
¿Cómo ves el panorama científico en España?
El panorama científico en España parece que ha mejorado, especialmente a raíz de la pandemia, como comentaba, ya que permitió demostrar la importancia y el papel crucial de los investigadores en las diferentes áreas biosanitarias.
Aunque la crisis sanitaria ha hecho posible que tomemos consciencia de la precaria situación de la investigación en nuestro país y la importancia de invertir en esta, espero que no sea una preocupación pasajera. Citando a Severo Ochoa: "Un país sin investigación es un país sin desarrollo".
¿Cuál es tu línea de investigación? ¿Qué te llevó a ella?
Mi tesis doctoral se centró en la identificación de células madre en el endometrio murino y humano. Fue un gran reto ya que no se habían descrito nunca estos tipos celulares en dichos tejidos.
Mi línea de investigación actual surgió como evolución natural de la tesis. La Medicina Regenerativa, que abarca desde la terapia celular a la bioingeniería de tejidos, era el siguiente paso lógico considerando mi background científico.
Como científica me he dedicado a investigar el papel de las células madre en la biología del endometrio sano y patológico; y buscar su aplicabilidad en patologías endometriales a través de la terapia celular.
Hoy en día, en el laboratorio estamos muy centrados en el uso de Plasma Rico en Plaquetas (PRP) de cordón umbilical para tratar patologías endometriales como método no invasivo. Comenzaremos un ensayo clínico pronto.
Además, en estos últimos años estamos avanzando en el área de bioingeniería del aparato reproductor femenino. Nuestro enfoque está en el desarrollo de hidrogeles a partir de endometrio y ovario descelularizado, para su uso en modelos tanto in vivo como in vitro. La idea es usarlos para la administración y liberación de factores en modelos in vivo y como soportes de organoides en los modelos in vitro.
¿Volverías a elegir esta profesión?
Sin lugar a duda sí la volvería elegir, pero me gustaría que cambiaran ciertas cosas, como que se valorase más el trabajo que hacemos. Espero que, en los próximos años, los y las científicas podamos alcanzar una mejor estabilidad profesional y reconocimiento social.
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